miércoles, 30 de abril de 2008

Frankenspavo II - Tercera parte

Domingo, 27 de abril. Concluye la Frankenspavo.

El día comienza más tarde que ayer. Son las 10:30h de la mañana, y ya hay personas despiertas.


Pau está de niñero, ya que Mónica por la tarde tiene que conducir, y quiere dormir un poco más para estar descansada. Podemos apreciar en la foto las cualidades de Pau como canguro, y como es capaz de hacer dos cosas a la vez, cuidar del niño y hablar por teléfono.


La gente de la casa comienza a despertar, y Arturo se da cuenta de ello, así que entra dentro buscando a su querido amigo para darle los buenos días “Guille, Guille”, apagándole la luz del cuarto de baño y provocándole un ataque de buena mañana.


Después de desayunar y asearnos un poco, nos tumbamos a la bartola, intentando planear como se desarrollaría el día. Se había comentado la posibilidad de grabar un podcast entre todos, y así lo hicimos.


Mientras unos grabábamos el podcast, otros bajaron a la carnicería a comprar más carne-carne, ya que íbamos a hacer otra barbacoa para comer y no queríamos morir de inanición.



Otros, mientras tanto, estaban encendiendo la barbacoa, ya que como nos habíamos despertado tarde, ya era buena hora para ir haciendo la comida.

Y al igual que el día anterior, también se asaron unas pocas verduritas y unos champiñones.


La grabación terminó prematuramente, para ir poniendo la mesa para comer. Como el día de antes habíamos asado y no comido, hoy decidimos comer y no asar, y les pasamos el delantal y el gorro de cocinero a otros.


Sin embargo, al haber comprado más carne, no hubo el problema del agujero negro del estómago.


Así que comimos bastante bien todos. Y con esto concluyó la parte lúdico festiva de la Frankenspavo. Solo quedaba recoger.


Dadas las horas que eran, y lo largo del viaje para algunas personas, nos pusimos a ello nada más terminar de comer.


Unos fregaban los platos, otros secaban. Al terminar, repartimos los platos, los vasos y las sillas por cada casa, ya que las habíamos sacado el primer día para juntarlas todas en la casa común.


También nos pusimos a arreglar cada uno su casa. Unos recogían las camas, otros, estropajo en mano y al grito de “Esto es esparto, au, au, au”, fregaban la bandeja del horno, la encimera y los restos de leche de la vitrocerámica.


Preparábamos las maletas, los que no la hubiesen preparado ya, y nos quedamos charlando en la casa.


Mientras, los que se iban yendo, pasaban a despedirse. Nosotros nos podíamos permitir salir más tarde, ya que Valencia no está muy lejos de Gátova. Pero la hora llegó. Éramos los últimos, cerramos la puerta, entregamos las llaves al dueño, nos montamos en los coches y dejamos la realidad paralela friki para llegar al universo real, con la esperanza de que pronto volvamos a vernos y pasar otro fin de semana tan genial como ha sido este.


Da gusto estar entre amigos y compartir estos momentos de disfrute con la gente a la que aprecias.


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