Uniendose a la iniciativa de Sense of Wonder de hacer una cadena de memes sobre libros, se apunta Luis F. Mayorgas, a.k.a. @lmayorgas, nuestro encargado de la sección de cine de Fuera de Órbita, y warsero de guardia :-)
Hola, soy un meme. No soy un meme para memos ni una memez de meme. Soy, damas, caballeros e intersexos varios, un meme de libros y llego desde las insondables profundidades donde se produce la intersección entre la biblioteca borgiana, el subconsciente humano y la tecnología de la información. Busco lectores que hayan leído, al menos, ocho libros para que me ayuden a extender mi influencia a lo largo de vuestras conciencias. Dicen los memes de videojuegos que estoy condenado, que no puedo encontrar un sustrato de lectores que no existe y que pueden contarse con los dedos de media mano los que han leído tal número de libros y cuentan, encima, con materia gris sobrante para recordarlos.
No seas memo y extiende este meme.
Ahi voy:
Un libro que cambió mi vida
La Vuelta al Mundo en 80 Días, de Julio Verne
Julio Verne es, sin duda, el primer autor de ciencia ficción que leí en mi tierna infancia (y apropiadamente, uno de los fundadores del género). Sospecho que me acerqué por primera vez a Verne motivado por una vieja serie de animación matinal que adaptaba clásicos literarios,
Festival de Clásicos Familiares. O por las versiones tebeísticas de clásicos de la colección de Bruguera, "
Joyas Literarias", no sé. En cualquier caso, aprovechando la disponibilidad de los libros más conocidos de Verne en la biblioteca de mi cole, pude leer con fascinación
20000 Leguas de Viaje Submarino,
Viaje al Centro de La Tierra o
De La Tierra a La Luna. Pero con el que más me divertí fue con la carrera contra el tiempo y la distancia alrededor del mundo del imperturbable caballero británico Phileas Fogg, y su campechano sidekick franchute, Picaporte. Es curioso que
La Vuelta... sea una de las novelas más populares de Verne, cuando está más lejos de ese estilo de proto-ciencia-ficción y mucho más próxima a la aventura "indianajonesca". Y sin embargo, una de las cosas que me entusiasmó de la novela fue precisamente como se usaban elementos científicos, como el concepto de husos horarios y la rotación de la Tierra, para darle la vuelta al desenlace que le està contando al lector, y que aparentemente no puede ser más definitivo. Creo que de ahí viene lo mucho que me gustan los giros inesperados en una narración, sea una película, una novela o un comic.
Probablemente mi entusiasmo juvenil por Verne animó a mis padres a adquirir una colección de 30 novelas del escritor francés , que me sumió durante unos meses en una orgía de ciencia ficción
steampunk (mucho antes de que se acuñara ese término, claro), y me permitió conocer obras menos populares, pero no por ello menos interesantes, que trataban temas como la carrera armamentística (
Los 500 Millones de la Begum), las catástrofes ecológicas (
El Secreto de Maston) o el electromagnetismo planetario (
La Esfinge de los Hielos). Aunque aún no conocia a los escritores modernos de la ciencia ficción literaria, mi camino hacia el reverso ci-fi de la literatura había empezado.
Un libro que tuve que leer más de una vez
El Retorno del Rey, de J.R.R. Tolkien
Hay quien recuerda donde estaba cuando murió Franco, cuando el hombre llegó a la Luna, o cuando la selección ganó los mundiales. Yo recuerdo donde estaba cuando Frodo tomó su decisión en el Monte del Destino (era un preadolescente haciendo una pausa de estudiar mates en casa de mis abuelos, por si alguien se lo pregunta)
El Señor de los Anillos y yo nos encontramos por primera vez en forma de película. No la obra magna de
Peter Jackson, sino una película de animación de los 80 dirigida por
Ralph Bashki, y uno de los raros casos de cine de animación para adultos en esa época. Injustamente olvidada, la película es una competente y razonablemente fiel adaptación... de la mitad de la trilogía de
Tolkien, dejando la acción colgada al final de la batalla en el Abismo de Helm, con Frodo, Sam y Gollum internándose en Mordor... y a mí completamente de los nervios.
Así que empecé a ahorrar para comprar los tomos de la única edición que conocía en aquel momento, la lujosa edición de tapa dura de Minotauro. Debo decir que parte de la trilogía me costó de leer (sobre todo el principio de
La Comunidad del Anillo, con ese estilo tan exhaustivamente descriptivo de hasta de la última hoja de tabaco de la Comarca). Pero al llegar a
El Retorno del Rey, la concentración de historia épica, fantasía y heroismo lo convirtieron en uno de mis libros favoritos: La confrontación entre Eowyn y el Nazgul (y Merry), la batalla de los campos de Pelenhor, la llegada de los barcos de los Dunedain del Norte a Gondor, la desesperada agonía de Frodo, el inesperado heroismo de Samsagaz... Que le voy a hacer, me siguen poniendo la carne de gallina, así que no es extraño que regrese a rememorar esos momentos cada pocos años. (Y el sucesivo estreno de las películas de Peter Jackson me animaron a regresar unas cuantas veces más en estos últimos años).
Un libro que me llevaría a una isla desierta
IT, de Stephen King.
Si este meme me hubiera puesto en la tesitura de elegir un libro como favorito, hubiera sido éste, la obra maestra de uno de los escritores por antonomasia de la novela de terror. (Y eso es decir mucho, teniendo en cuenta que hablamos del autor de The Stand).
Desde luego, a efectos de pasar miedo, el punto de partida de la novela le da mucho juego a King: En Derry, una de esas pequeñas ciudades del interior de los USA, habita una criatura ancestral multiforme (aunque suele adoptar la forma de un siniestro payaso) que cada pocas décadas asesina a decenas de niños del pueblo antes de volver a hibernar otro nuevo ciclo, ante la indiferencia de sus habitantes. Dado que la criatura (“Eso”, como lo bautizan los protagonistas) adopta formas que atemorizan a sus víctimas para alimentarse de sus miedos más profundos, y que la novela utiliza el recurso del flashback para mostrarnos las atrocidades de Eso a lo largo de sus más de 200 años de historia, King tiene la oportunidad de jugar con una variada selección de las fobias e iconos terrorificos de la historia cultural norteamericana, desde los asesinos psicópatas a los cuentos populares, pasando por el cine de terror clásico o las criaturas ancestrales lovecratianas.
Pero el horror más brutal no funciona si no puedes relacionarte emocionalmente con los protagonistas de esa historia, y ese es el triunfo de la novela. Si algunos conectaron en su momento con Los Cinco, o Los Goonies, otros lo hicimos con los Perdedores, un grupo de chavales con distintos problemas familiares y maltratados por los abusones del pueblo, que hacen causa común para combatir a la sanguinaria criatura que domina el pueblo, y que treinta años después tendrán que regresar para una última y aún más terrorifica confrontación. Seguro que la edad en la que leí la novela influye (en plena adolescencia, cuando uno tiende a magnificarlo todo) , pero nunca me he sentido tan identificado, ni he reído, ni he llorado, con personajes de ficción, como lo hice con Bill, Ben, Richie, Eddie, Stan, Mike y Beverly.
Un libro que me hizo reír
El Caso Jane Eyre, de Jasper FForfde
Difícil decidir entre tantos autores que me divierten. A Terry Pratchett me lo reservo para otro apartado de este meme. Podría mencionar a Isaac Asimov y los divertidos relatos de Azazel, ese diablo de la lámpara que concede deseos cuyo cumplimiento suele ser catastrófico, o al relativamente nuevo Christopher Moore, con sus comedias que mezclan lo cotidiano, lo fantástico y el pitorreo. O a los libros de monólogos de Luis Piedrahita, ya puestos, con esa poesía de lo insignificante.
Pero me voy a decidir por el universo metaliterario de Thursday Next, y en particular con su primera novela, “
El Caso Jane Eyre”. La novela transcurre en Inglaterra, en un mundo paralelo donde la historia se ha desarrollado de forma distinta. Es un mundo donde coexisten viajes en el tiempo, clones de mamuts, vampiros, corporaciones diabólicas y dirigibles (precisamente, dirigibles ¿que esperabais en un mundo alternativo?)
Pero lo que hace realmente única esta dimensión paralela es la pasión por la literatura y el arte, que se siente como en nuestro mundo se pueda sentir el futbol o la política. Más, si cabe: Las bandas callejeras se enfrentan en las calles por defender la superioridad de
Dalí sobre
Velazquez. Hay sectas religiosas que intentan convencerte de que
Shakespeare no escribió Romeo y Julieta. De hecho, hay obras de
Sheakespeare, como
Ricardo III, que se interpretan interrumpídamente desde hace décadas, con el público participando como si se tratara de
The Rocky Horror Show.
En esas condiciones, cuando Acheron Hades, una especie de Moriarty con superpoderes, consigue la tecnología para entrar en el interior de los libros clásicos de la literatura británica, y amenaza con asesinar a los personajes de dichas novelas, el impacto en la sociedad inglesa no es menor que si amenazaran con matar a la reina de Inglaterra en nuestro mundo. Pero para eso está nuestra heroína, Thursday Next, la inteligente y decidida agente de la sección de Operaciones Especiales 27 (la que se ocupa de los crímenes literarios). Next, capaz de entrar ella misma en los libros con su fuerza de voluntad, se enfrentará al letal Hades. ¿Suena surrealista? Señores, no se hacen una idea. Ideal para cualquier amante de la literatura clásica, con la mente abierta y sentido del humor...
Un libro que te hizo llorar
El Color Púrpura, de Alice Walker
"- Eres negra, eres pobre, eres fea, eres mujer. No eres nada
- Yo te maldigo [...] Hasta que te portes bien conmigo, todo lo que toques se te volverá polvo entre las manos.[...] Hasta que me hagas justicia, fallarán incluso tus sueños. [...] En la carcel
que sueñas para mí, te pudrirás tú"
A
IT ya la he metido en otra categoría, mientras que sagas como
Harry Potter y
Canción de Hielo y Fuego tienen momentos lacrimógenos que son harto conocidos. (Bueno, en el caso de
Canción de Hielo y Fuego, más que lacrimógenos, son momentos de arrojar el libro furiosamente contra la pared, pero eso es otra historia).
En lugar de eso, voy a mencionar otro libro que leí hace mucho tiempo, y que tiene poco que ver con la ciencia ficción:
El Color Púrpura, de
Alice Walker. El libro es conocido sobre todo por la película de Steven Spielberg, y no negaré que, como cinéfilo que soy , fue la película la que me dirigió a la novela. El Color Púrpura narra la lenta escalada por el camino de la autoestima de una mujer negra atrozmente maltratada en el sur profundo de la América de principios del siglo XX, narrada en primera persona mediante las cartas que su protagonista le escribe a Dios, en un principio el único interlocutor al que puede dirigirse. Incluso ahora, mientras lo ojeaba rápidamente para escribir estas notas, me sigue tocando la fibra sensible, aunque muy probablemente contribuye el recuerdo de la excepcional interpretación de una Whoopi Goldberg, de la que la gente suele olvidar que además de una estupenda comediante, puede ser una actriz dramática de tomo y lomo cuando se pone a ello).
Un libro que me hubiera gustado escribir
X-Men, el Precio de Un Sueño, de Julián Clemente
Aunque me cuesta ponerme a ello, me gusta escribir. Nada de ficción, no me veo escribiendo una novela o un relato, pero si que me gusta escribir de mis aficiones (llegado este punto, creo que eso es evidente, jeje), así que de vez en cuando he escrito un artículo aquí o allá en blogs, en fanzines o en alguna revista, sobre cine o libros, típicamente. Pero no siempre uno tiene la sensación de que has logrado transmitir los motivos por los que una determinada obra de ficción te ha entusiasmado, y de que has conseguido hacerlo de una forma amena.
Por eso me produce una intensa envidia lo que
Julián Clemente consigue en
El Precio de Un Sueño. Se trata de un libro de no ficción sobre los comics de los
X-Men (lo que los más viejunos del lugar conocemos como la
Patrulla X), que revisa la evolución de estos personajes emblemáticos de Marvel Comics, y la historia de los distintos equipos creativos que han trabajado con ellos desde su creación en los 60 por parte de
Stan Lee y
Jack Kirby, hasta el momento en el que se publicó el libro, a principios de la década de los 2000, con el estreno de la primera película de
Brian Singer.
¿Y cual es la gracia? Que Julián Clemente, evidentemente un lector entusiasta de los mutantes, aparte de realizar un trabajo de documentación exhaustivo, consigue convertir lo que podría haber sido un aburrido y tedioso apilamiento de datos en una historia apasionante en la que muchas veces nos pone en la piel de los propios creadores y como iban dando forma a las historias y las viñetas, contándonos sus problemas, sus decisiones, sus conflictos entre ellos y con los editores, como si lo estuvieramos viviendo nosotros, haciendo el proceso creativo tan apasionante como los propios comics . Y siempre, siendo riguroso con los hechos y sin perder de vista que es un ensayo de divulgación, no una obra de ficción. En resumen,
El Precio de Un Sueño no sólo es una obra de referencia para entender parte de la historia de los Marvel Comics, sino un libro divertidísimo para aquellos que nos gusta saber lo que hay detrás del proceso creativo de una obra de ficción.
Un libro que aborrezco
Tropas del Espacio, de Robert Heinlein
Aborrecer es una palabra muy fuerte, pero me temo que la primera vez que
Tropas del Espacio, la space opera militarista por excelencia de
Robert Heinlein, cayó en mis manos, su forma de ensalzar los valores castrenses por encima de los democráticos y de definir la valía de una persona por su capacidad de servir en una guerra me asqueó tan profundamente que no pude ni terminarlo. Aunque seguramente el hecho de que en aquel entonces el servicio militar aún estaba en vigor en España y que tenía la edad apropiada para tener que, ejem, terminar sirviendo a mi país durante un añito, contribuyeron a mi antipatía por la novela de Heinlein.
Con el tiempo, retomé y terminé la novela, y ella y yo nos hemos reconciliado un poco. Aunque la visión política de Heinlein es más que discutible,
Tropas del Espacio tiene sus argumentos para defender los valores militares como base para que el ciudadano se comprometa con la sociedad.
Aún así, aún conservo cierto resquemor, del cual es prueba el regocijo con el que disfruto una y otra vez de la denostada
Starship Troopers de
Paul Verhoeven, "adaptación" cinematográfica de la novela que le da totalmente a la vuelta al sentido de la obra de Heinlein, convirtiéndola en una sátira antimilitarista con una notable mala leche (y una película de acción espacial bastante divertida, si uno es capaz de captar que va de coña todo el tiempo...)
Un libro que me decepcionó
La Torre Oscura, de Stephen King
Este es un caso de libro, nunca mejor dicho, de eso que dice un miembro de la pareja al romper con el otro: “No eres tú, soy yo”. He intentado leer La Torre Oscura, créanme. Dos veces. ¿Como podría sustraerme a una saga que tiene la fama de ser “El Señor de los Anillos” de Stephen King? No en cuanto al tipo de universo fantástico (el universo de la Torre Oscura, aunque lleno de elementos místicos, no se parece en nada a la fantasía medieval mítica de la Tierra Media) sino a su caracter de saga y su tono épico. King coge aspectos variopintos de la cultura popular y los integra a su gusto, sean del terror, de la fantasía e incluso del Western. De hecho, la novela comienza con Roland, un pistolero que parece cortado por el mismo patrón que Clint Eastwood en un western de Sergio Leone, persiguiendo implacablemente al siniestro hechicero Flagg, a través de una tierra desolada.
Un gran comienzo, pero... ¿recordáis a los que se quejaban de que los protagonistas de
La Comunidad del Anillo se pasaban la mitad de la película andando? Bueno, al menos Gandalf era un gran conversador, pero ni eso puede decirse de Roland, (que encima esta sólo, pobre) y tras 100 páginas que se me hicieron interminables, y en las que la persecución se prolongaba, lo dejé correr.
Aún así, seguro que volveré a intentarlo más tarde o más temprano. Primero, porque aunque hace años que lo tengo abandonado, Stephen King es un viejo amigo. Segundo, porque por lo que he ojeado en algunos tomos posteriores de la serie, King jugará a un juego metaliterario demasiado jugoso para perdérmelo. Y tercero, porque las ramificaciones de lo que sucede en la Torre Oscura se dejan sentir a lo largo de gran parte de las demas novelas de Stephen King. (Me vienen a la mente
Insomnia, Casa Negra o la propia
IT, entre los libros que he leído del escritor de Maine)
Un libro que estoy leyendo ahora
Danza de Dragones, de George R. R. Martin
No soy demasiado original, lo se, pero he llegado demasiado lejos con la saga de
Canción de Hielo y Fuego (la de
Juego de Tronos, para que me entiendan los seguidores exclusivamente televisivos de la serie) como para parar ahora. Creo que a estas alturas no hay que explicar demasiado del universo medievalista y sutilmente mágico de Poniente. El éxito de la adaptación televisiva de HBO en los USA lo hemos tenido aquí en España por oleadas, primero como la serie de moda a bajarse de, ejem, el desván, y luego con las campañas promocionales de Canal + primero, y ahora que se ha estrenado en abierto, en Antena 3.
¿Los motivos del éxito de la serie? Por un lado, lo dolorosamente creíble que resulta ese mundo medieval que no se mueve por las heroicidades de los caballeros honestos y nobles, sino por las intrigas políticas y las puñaladas por la espalda, el “juego de tronos” al que hace referencia el título de la primera novela de la serie. Por otro, la capacidad del autor por jugar con decenas de personajes protagonistas, ayudado por un esquema narrativo bien curioso: Cada capítulo está contado siempre desde la perspectiva de uno de los personajes. Así, el escritor es capaz de poner al lector en la cabeza de todos y cada uno de ellos, de forma que es difícil no empatizar con todos, desde el más ejemplar al más mezquino Y finalmente, el hecho de que, con semejante, digamos, reparto, el protagonismo principal no está nada claro, con lo que
Martin tiene las manos libres para matar a sus "héroes" (muchas veces, los más inesperados, y de formas de lo más cruentas) . El resultado es que la sorpresa es parte de la chispa de Canción de Hielo y Fuego.
En el caso de
Danza de Dragones, la quinta y hasta ahora última entrega de una serie que tendrá siete novelas, la historia cuenta con la ventaja de recuperar algunos de los personajes más queridos por el fandom, y que no se habían dejado ver en el cuarto libro, Festín de Cuervos. Por el momento, de lo que llevo leído, aunque hay capítulos memorables, Martin se lo toma con calma para ir poniendo las piezas en su sitio, de cara a un desenlace que la espoileadora portada promete que será de traca. Ya os contaré...
Un libro que quiero leer
Imágenes en Acción, de Terry Pratchett
Aunque los sabios consejos de los miembros del podcast de Los Verdugos, me dirigían a Ready Player One, de Ernest Cline, una novela de ciencia ficción que a priori parece un curioso y divertido mix entre Matrix y Willy Wonka, repleto de referencias a los 80. Sin embargo, acontecimientos recientes (mi santo, vaya), me han llevado a poner el regalo que me hizo mi cónyuge arriba de la Pila .
Y es que el planteamiento es demasiado tentador.
Terry Pratchett es un valor seguro. Con esa versión disparatada del universo de fantasía heroíca de toda la vida que es
Mundodisco, la diversión está garantizada. (Aunque no se crean que Pratchett sólo sirve para echarse unas risas. A medida que ha ido madurando como escritor, entre carcajada y carcajada, se la apaña para colarte su visión sobre temas tan variopintos como la religión, la igualdad de sexos, el totalitarismo, la vejez, los ideales o el poder de las historias, por poner algunos ejemplos que se me ocurren).
Imágenes en Acción es un libro relativamente antiguo, dentro de la serie de
Mundodisco, pero tiene un punto de partida que, como cinéfilo, me llama mucho la atención: La creación del cine, y la industria que le rodea, dentro de ese mundo de fantasía heroica. En el pasaje que me convenció para poner el libro encima de la pila, al descubrimiento de las técnicas para crear imágenes en movimiento por parte de los alquimistas que ponen en marcha la acción, sigue, de forma inevitable... la creación de las palomitas. Pratchett, esperame que ahora voy...